Existen algunos números que describen bien la trayectoria empresarial de Andrea Cragnotti, responsable de Jeanneau Italia y director comercial de Jeanneau para Italia, España y Portugal, lo encontramos en Dussledorf.
En la temporada 2007 – 2008, la estructura italiana del astillero francés tuvo una facturación de 34 millones de euros. Fue en vísperas de la crisis mundial que tocó el punto más bajo en el 2013, cuando la facturación alcanzó un mínimo histórico de 6 millones de euros. Hoy, la facturación de Jeanneau Italia ha vuelto a los dos dígitos, cerca de los 20 millones de euros.
Cambiaron las condiciones económicas, por supuesto, estàn presente las cualidades y la fuerza del grupo Bénéteau a las que pertenece Jeanneau, pero también estàn, en algunos casos, en particular, las decisiones estratégicas del manager italiano.
«No fue fácil de manejar esta larga crisis que tenemos detrás – explica Andrea Cragnotti – pero tuvimos nuestra fuerza de la marca y una fuerte lealtad de nuestra red de distribuidores.»
Una red que en Italia tiene cincuenta concesionarios a los que Cragnotti le da el mérito de los excelentes resultados de la temporada pasada.
«Viajo alrededor de 150 días al año – dice Cragnotti – para tener un contacto directo con nuestra red. Hemos invertido una gran cantidad de personas, en la seriedad y la competencia de las mujeres y los hombres que tienen contacto directo con el mercado y de los que obtenemos un aporte importante para las decisiones estratégicas de negocio y del producto».
Un producto que en cifras significa hoy en día alrededor de 6 mil embarcaciones producidas por año en los diferentes sitios de producción.
Cragnotti, estos números se logran sobre todo adivinando el tipo correcto de barco, no solo gracias a las estrategias comerciales. ¿A qué apuntaron?
Ciertamente, la respuesta de Jeanneau a la crisis también fue exitosa gracias a los modelos de barcos que despertaron el interés por las innovaciones que presentamos.
Diga algunos ejemplos concretos
Visto que estamos en el stand de Prestige, comencemos por los dos últimos modelos 460 y 520, presentados este año. Este último, entre otras cosas, tuvo una tarea difícil, reemplazar el Prestige 500, que en 5 años se vendió en 350 unidades. Con el orgullo un poco parroquial tengo que destacar el papel de Vittorio y Cammillo Garroni, que han introducido innovaciones importantes, como la puerta del lado del asiento del conductor, han creado una cabina con sofá en forma de L, introducido el estabilizador giroscópico y realizado líneas más fluidas. El éxito del público fue inmediato. Otro de nuestra gama que ha despertado un gran interés en el mercado mediterráneo es la serie NC. Aquí en Dussledorf hemos visto el NC33 y las señales son muy alentadoras.
También en el sector de la vela se han introducido algunas características nuevas que realmente han cambiado el aspecto de sus barcos.
En Cannes, presentamos tres innovaciones que también trajimos aquí a Dussledorf. Estos son los Sun Odyssey 440, 490 y 319. En estos casos, Philippe Briand ha puesto su mano en los cascos, llevando la manga máximoa al centro del barco, de hecho volviendo a líneas un poco más clásicas, haciendo este movimiento sin escalones alrededor de la cabina del piloto y presentando este gran espacio para la relajación con la cabina que se convierte en una cama solarium. Modernidad e innovación sin renunciar a la marinidad de los barcos. Y también en el nivel técnico hemos trabajado duro para alargar el borde hacia la proa, sobre la eficiencia de la doble pala del timón, en la hélice de proa más inmersiva, para aumentar la maniobrabilidad, en la timonera, con la inserción de nuevos rodamientos de utlima generación. Y luego intervenimos en la calidad del interior, con nuevas esencias y más atención al detalle.
Está hablando de innovación tanto en términos de diseño como de materiales. ¿Tiene algún impacto en el precio de sus barcos?
Logramos seguir siendo competitivos mejorando los procesos de producción y trabajando en una de las principales características de nuestra producción industrial, es decir, las economías de escala. Esto también significó deslocalizar la producción. Los Prestige están construido en Les Herbiers, Francia, la gama de Jeanneu Yacht en Dompierre, Merry Fisher y Cap Camarat en Polonia. Finalmente, en los Estados Unidos, en el sur de Carolina, producimos veleros destinados al mercado estatal.
¿Cuáles son los principales mercados para sus barcos?
En términos generales, el primer mercado es el interno, el francés. Luego España, Inglaterra e Italia lideran el ranking de nuestras ventas. Las ventas en los Estados Unidos y Sudamérica van muy bien. Si luego entramos en la especificidad del producto, las cosas difieren un poco. Un ejemplo sobre todo es Escandinavia. La marca Merry Fischer se ha convertido en sinónimo de un barco familiar, un crucero diurno.
Y luego están las dos últimas novedades, es decir, las marcas Wellcraft y Glastron.
Sí, Jeanneu compró las marcas mientras mantenía la producción en los EE. UU. Estos son iconos náuticos, marcas registradas que representan una leyenda. En el imaginario colectivo están los barcos de las películas de 007 y la serie de televisión Batman de los años 60, en esencia son barcos excelentes, por su calidad de construcción y marinería. Hacerlos conocer y venderlos en el mercado europeo, es otro desafío fascinante.
