Magazzù MX 12 Gran Sport: 100 millas a bordo de un sueño

La prueba del Magazzù MX 12 Gran Sport

Hay astilleros que, con algunos trazos, logran crear líneas inequívocas. Son esos barcos que, incluso a distancia, reconoces a primera vista. Este es ciertamente el caso de Cantieri Magazzù, que ha sido capaz de producir embarcaciones de gran belleza durante más de sesenta años.

Un ejemplo irrefutable es el Magazzù MX 12 Gran Sport que, con pocas pero inteligentes líneas, ofrece una visión general que es a la vez clásica y moderna. La popa del barco es un derroche de pisos que, embellecidos con bordes redondeados, conducen al área para tomar el sol desde la hermosa plataforma, colocada magistralmente al ras con la línea de flotación. Esta área, simétricamente adornada por dos escalerillas retráctiles e iluminada por dos luces LED, demuestra una vez más cómo la atención al detalle no es una opción en casa Magazzù.

El T-Top de carbono y los pasamanos en acero inoxidable se integran perfectamente a la estructura del grande Maxi Rib y ofrecen la oportunidad de dar cabida a otros puntos de luz que, con gran maestría dispositiva, completan una iluminación general de la embarcación muy bien cuidada que, en las horas de la tarde , logra enmarcar y realzar aún más la belleza de este barco, llevándolo a niveles «estelares».

Pero pocos saben que Cantieri Magazzù es un verdadero grupo de ideas que tiene una larga tradición de innovación en el diseño y realización de los cascos de alto rendimiento que dieron lugar a una larga serie de patentes que, incluso hoy en día, permiten que este astillero se destaque en el panorama de la náutica moderna.

Por lo tanto, seguramente comprenderán que estábamos ansiosos por probar uno de estos barcos que, más allá del encanto indiscutible, queríamos probar durante la navegación.

Y la oportunidad no tardó en surgir cuando, con el enfoque de la temporada de los salones, el astillero debía transferir un Magazzù MX 12 Gran Sport desde el puerto de Génova al Cannes Yachting Festival. Esta ocasión se hizo aún más interesante (para nosotros) por la ausencia del skipper, la ausencia que nos ha permitido gestionar su traslado desde el lanzamiento de la embarcación, después de llegar a través de un buque en Génova.

Lo que leerán a continuación es la historia de lo que sucedió.

Las 100 millas a bordo del MX 12 Gran Sport

Todo se hizo muy claro cuando llegamos al puerto de Génova y entramos, no sin más dificultad, en el complejo mundo comercial del puerto industrial, que es una encrucijada de un número infinito de mercancías, ya repletas de vida.

Llegamos a lo largo del buque y vemos el reservorio que alberga el MX 12 Grand Sport, que nos espera con tubulares desinflados y cubiertos con un tejido protector.

Es una maravillosa oportunidad para estudiar el casco. De hecho, a menudo no es posible ver un casco doble redan que, originalmente utilizado para patines de hidroaviones, se usa para disminuir la superficie húmeda y, por lo tanto, desarrollar más velocidad gracias a una menor fricción en el agua.

El casco del Magazzù MX 12 Gran Sport está construido con resinas kevlar, carbono y epoxi, que combina las ventajas del redan con una rigidez fantástica. Ciertamente, es una construcción más compleja y costosa que las tradicionales, pero los que compran un objeto de lujo como este esperan lo mejor, también en términos de características estructurales.

El modelo que estamos a punto de probar está equipado con un par de propulsores diésel Volvo D4 con 300 caballos de fuerza cada uno. El total de 600 caballos de fuerza instalados aquí es la potencia mínima sugerida para este bote que se ofrece con muchos motores diferentes, hasta un máximo de 1000 caballos con los que el barco alcanza los 60 nudos de velocidad.

Para el lanzamiento nos hacen esperar un poco pero, después de una hora abundante, nuestro Maxi Rib toca el agua y saltamos a bordo. Los tubulares están completamente desinflados, pero el bote, simplemente apoyado en el casco, ya es muy estable.

Enciendo los interruptores de la batería, enciendo los motores y busco el inflador. Lo encuentro de inmediato, instalado perfectamente en uno de los armarios de la cabina, ya cableado, sin que los molestos cables eléctricos voladores se conecten a las baterías. El corrugado es muy largo y llega sin problemas a las 6 válvulas de inflado que protegen las secciones tubulares respectivas. Enciendo y, en menos de 15 minutos, el barco está perfectamente inflado, realmente muy cómodo y rápido.

Suelto los amarres y maniobro para salir. Me encantan los propulsores diesel, la simplicidad de la maniobra es extraordinaria y es fácil hacer malabarismos en aguas estrechas, incluso usando solo las palancas.

Salimos del puerto y planificamos la ruta hacia Cannes, tenemos más de 100 millas por recorrer, el nivel de combustible promedio es aproximadamente del 65% y, por seguridad, tenemos que detenernos y repostar. La ruta planea acercarse a la costa cerca de Andora, a cincuenta millas desde el inicio, por lo que estaremos atentos al consumo y los reabasteceremos.

Acelero lentamente y, alrededor de los doce nudos, el Magazzù MX 12 se desliza suavemente mientras que, al mismo tiempo, me doy cuenta de que este casco es realmente particular. El doble redan apoya inmediatamente a la embarcación, determinando su estructura y otorgándole al movimiento en general una notable comodidad de navegación.

Me posiciono en la ruta y lo llevo alrededor de 18/20 nudos, a esta velocidad la suavidad es máxima, el Maxi Rib todavía baja la línea de proa y parece navegar en un colchón de aire. Un ojo al indicador de consumo me hace notar que nos estamos moviendo a 23/24 nudos, consumiendo solo 40 litros por hora, o 1.7 litros por milla.

Pero es hora de probar a fondo este casco que me intriga tanto. Mantengo a mi compañera de viaje al seguro y empiezo a entrar con un par de giros muy cerrados. El MX 12 reacciona como un manual, se inclina, entra en una trayectoria y no sale del radio de giro, incluso cuando acelero de manera decisiva.

Las únicas reacciones que obtengo son un aumento en la inclinación del barco y, al mismo tiempo, una mueca de satisfacción en la cara de Giovanna que, con decenas de miles de millas en su haber y muchas travesías del Atlántico, no se siente intimidada por el «pliegue con los tubulares en agua” al que estamos obligando este Maxi Rib.

Regresamos a nuestra ruta y probamos varias velocidades de crucero y, finalmente, decidimos dar un ritmo de 30/32 nudos. A esta velocidad, la sensación de seguridad es total, parece ir a diez nudos menos. La protección contra el viento ofrecida por la consola (y su parabrisas), es notable, solo al moverse en los asientos traseros se logra notar que estamos navegando a gran velocidad.

El consumo confirma, mejor que nada, la bondad de las líneas de agua que nos permiten movernos a sesenta litros por hora, aproximadamente dos litros por milla. Un rendimiento excepcional para cualquier barco, no solo para un deportivo como este.

El mar es casi tranquilo / poco profundo, una condición ideal para verificar la velocidad máxima. Acelero, ajusto el trim, y el GPS anota 45.1 nudos que, considerando que estamos a bordo de un barco motorizado con la potencia mínima, confirman la vocación deportiva de este barco.

Las millas corren rápido a esta velocidad y los dos Volvo D4 no muestran signos de cansancio, las temperaturas se mantienen estables y el consumo no cambia, por lo que, en un mar ahora muy tranquilos, entramos en el puerto de Andora para reabastecernos de combustible.

Entrar en un puerto deportivo con el Magazzù MX 12 Gran Sport es bastante especial, es como llegar a una plaza con un Ferrari, no hay manera de pasar desapercibido. Las miradas de todos están inevitablemente magnetizadas por las líneas, particulares y refinadas, de este barco que logra despertar admiración a primera vista.

Llega nuestro turno al distribuidor, nos acercamos y embarcamos más o menos 200 litros de diésel, esto lleva ambos tanques al 98% y confirma empíricamente el consumo promedio reportado hasta aquí.

Reiniciamos y, antes de volver a nuestra ruta, llevamos a cabo las pruebas de aceleración, el tanque de agua está al 70% y los tanques de diesel se han reabastecido de combustible, están completamente cargados y en funcionamiento nuestro Maxi Rib pesa 5 toneladas.

La aceleración es embriagadora, los dos diesel empujan fuertemente, en solo 10 segundos llegamos a 30 nudos y a 16 pasamos los 40! Solo puedo imaginar cómo serìa acelerar con un 50% más de potencia permitida por el motor máximo, sin duda una experiencia inolvidable.

Regresamos en ruta y estabilizamos la velocidad en torno a 33/34 nudos, a aproximadamente 2900 rpm, el mar está muy tranquilo y la navegación es un espectáculo. Al acercarse a Cannes, el tráfico de yates en dirección al salón se intensificó mucho, prácticamente todos viajaban en rutas paralelas a un solo destino.

Y así, inevitablemente, llegan las primeras olas laterales. Es un juego que no podemos perder. Disminuyo la velocidad a 27/28 nudos y comenzamos a cruzar las estelas de los barcos, el Magazzù MX 12 Gran Sport apenas lo nota, corta las olas pequeñas sin disminuir la velocidad y sin sacudidas.

Luego vemos un superyate que avanza a 16/18 nudos hacia Cannes, tendrá una eslora de casi 40 metros y su paso eleva una ola muy alta y empinada. Entro decidido en su estela intento saltar primero el lado «fácil» de la montaña de agua, el que se enfrenta desde adentro hacia afuera.

Llego cerca de la ola dándome cuenta solo al último segundo de su tamaño real, lo que aparece ante mis ojos es un «deslizamiento» desde un metro y medio de altura que estoy a punto de cruzar a 25 nudos, siento que mis manos aprietan el timón para prepararme para el impacto, un impacto que nunca llega.

El Magazzù entra en la ola y se levanta sin sacudidas, sin duda salta, e incluso mucho, pero aterrizamos sin gopear o espolones. El casco del MX 12 regresa al agua con una suavidad y extrema facilidad. Accelero y pasamos rápidamente el superyate, me doy la vuelta para preguntarle a Giovanna si se divierte y, en respuesta, recibo una expresión que inequívocamente parece decir: «¿Eso es todo?».

Sonrío y doy la vuelta al gran yate, entro por el lado empinado de la ola y vuelvo a saltar, pero el barco aún no se rompe. Aterrizamos, reavivamos y aceleramos hasta 30 nudos, nuevamente a raíz del superyate y, a no más de 20 metros de su popa, enfrentamos, sin desacelerar, la enorme ola de la estela. El Magazzù MX 12 salta y esta vez nos levantamos mucho, luego volvemos a aterrizar y seguro, el impacto con el agua esta vez lo sentimos, pero fue suave y progresivo, el nivel de confort y seguridad que ofrece este barco es definitivamente alto.

Frenando nuestros instintos volvemos a nuestra ruta, queda poco por llegar. Giovanna y yo nos alternamos al timón varias veces durante estos cientos de millas, por puro placer, ciertamente no por necesidad. Conducir este Maxi Rib no cansa, la conducción es relajante y el tiempo pasa rápidamente, casi sin darte cuenta

A una milla del puerto comienza el tràfico de los yates que esperan ser amarrados en los muelles del Cannes Yachting Festival. Nos deslizamos lentamente entre ellos y entramos en los brazos de bienvenida del Vieux Port, mientras que, una vez más, somos testigos del espectáculo que la belleza de este barco logra recrear a su ritmo.

Rostros que se giran, brazos que se alzan para indicar en nuestra dirección, incluso los operadores del sector no son inmunes a la fascinación ejercida por nuestro Magazzù que, en librea blanca, llega elegante a su amarre y se detiene.

Lo observamos por última vez antes de alejarnos y lo vemos allí, hermoso, listo para el público, a partir de mañana, abarrotará los muelles de este fantástico Salón náutico. Público que, no es difícil de predecir, será atraído inevitablemente por su belleza refinada.

Los datos recogidos a bordo del Magazzù MX 12 Gran Sport.

Condiciones de prueba: mar poco agitado/casi tranquilo, sin viento, dos personas a bordo. 70% tanque de agua – 95% diesel

Cantieri Magazzù
via Parrini, 17 – Palermo

Tel. 091.22.37.15
Info@magazzu.com