Ancla y cabos en tierra: consejos para evitar imprevistos

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Ancla y cabos a tierra: todos los consejos para no encontrarse con sorpresas desagradables

Didactica nauticaEntre las diversas posibilidades que tenemos para pasar una noche en una rada, está la de fondear llevando uno o varios cabos a tierra. No considero que esta sea la situación ideal, prefiero tener libertad para girar el timón dejando que el barco se dirija hacia el viento. En algunos casos, como en algunos puertos pequeños, o en bahías especialmente estrechas, en las que no hay espacio para permanecer al timón, es una opción obligatoria, siempre que las condiciones meteorológicas sean las adecuadas: certeza de que el viento viene de tierra y es de dirección estable, sin oleaje o de muy baja altura en caso de que el viento venga de costado.

Este año, tras varias semanas en la Grecia jónica, donde seguimos llevando casi exclusivamente líneas a tierra, hemos observado una amplia gama de maniobras, algunas de ellas pintorescas, otras peligrosas. La principal, una de las más improbables y que desaconsejamos vivamente, pero que hemos visto repetirse innumerables veces, consiste en hacer que una persona se lance al agua con un cabo en la mano ya atado a la embarcación, y hacerle nadar hacia la orilla, mientras la embarcación maniobra hacia atrás.

Bote auxiliar didactica nauticaAdemás del grave riesgo que corre el nadador, la posibilidad de que el cabo termine en la hélice y bloquear el motor en la maniobra es alta. En cambio, el sistema que nos parece más seguro y práctico es el uso de la licitación. Veamos cómo.

En primer lugar, hay que identificar la zona donde se van a llevar las líneas.

Por supuesto, debe tratarse de un tramo de costa en el que haya rocas, a ser posible no demasiado redondeadas, y no demasiado bajas sobre el nivel del mar, por el riesgo de que queden sumergidas con la marea alta. Tampoco demasiado alto, una buena altura es entre uno y dos metros desde la superficie del agua.

Una vez identificado el punto, podemos colocar nuestro cabo, de al menos 30 metros de longitud, en el ténder. En el mercado existen los de propileno que no temen la abrasión. Personalmente, siempre he utilizado cabos normales que, naturalmente, sufren un poco de desgaste.

Ancla y cabos a tierra: el uso correcto de la embarcación auxiliar

Ancla y cabos consejos para evitar imprevistosLa persona (preferiblemente dos) que va a atar el cabo a la roca debe ocupar su lugar en la licitación. Es inútil arrancar el bote a gran distancia del punto de amarre; podemos hacer una travesía lenta con el bote a remolque con el cabo y la tripulación a bordo, soltarlo cerca del punto elegido y alejarnos.

Llegados a este punto, una vez comprobada la calidad, en cuanto a forma y consistencia, de la roca (en Grecia, algunos grandes olivos han sido a menudo una excelente solución), se procederá a hacer una comba alrededor de ella. Una vez asegurado el nudo, y con el cabo listo a bordo del auxiliar, se dará una señal a la embarcación que podrá iniciar la maniobra de fondeo dando fondo e iniciando la marcha atrás.

De este modo, la tripulación de la embarcación auxiliar tiene tiempo para acercarse al barco de forma segura haciendo girar el cabo y acercando el líder a la popa del barco por el lado de barlovento. Especialmente si hay un viento que perturba la maniobra, no es útil echar el ancla, tumbar la calumba y esperar a que terminen de desembarcar. De este modo, es probable que tenga que maniobrar con el motor para mantener la posición, con el riesgo de enviar el ancla por la borda. Es mucho mejor iniciar la maniobra cuando nos llega la señal del ténder para poder terminarla subiendo el cabo de amarre a bordo sin ningún tiempo de inactividad.

Una vez a bordo, la maniobra de fondeo será la clásica, girar la cadena, comprobar que el ancla ha avanzado y seguir echando el ancla hasta que lo haga. ¿Cuánto ha sido el transporte? A menudo, por razones de profundidad (en Grecia es bastante normal dar fondo sobre 15 metros) pero también porque no tenemos el problema de girar al volante, es bueno dar mucha cadena, para no tener problemas en caso de que las condiciones meteorológicas cambien inesperadamente.

Imprevistos en marUna vez colocado el cabo de anclaje y subido a bordo el cabo que viene de la tierra firme, podemos ajustar la distancia de la popa a la costa, comprobar la tensión de la cadena en la proa y la del cabo de amarre.

Una vez completada la maniobra, no es mala idea llevar un segundo cabo a tierra en el lado de sotavento, y señalar la presencia de los cabos atando al menos un par de boyas o defensas.

En condiciones normales, con el amarre mostrando la popa a la orilla y, por tanto, sujetado por los cabos, es una condición muy tranquila y segura. Cuando llegue el momento de marcharse, simplemente proceda en la dirección opuesta.

La persona que se encuentra en la embarcación auxiliar soltará primero el cabo de sotavento, que será recuperado. Entonces, una vez que hayan liberado algo de tensión del cabo de ceñida, desatarán la bolina y se recuperarán a bordo mediante la recuperación del propio cabo.

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