¿Quién de nosotros nunca ha soñado con tener (o ser) un remolcador?
Yo lo he estado soñando desde que era una niña pequeña, vi los dibujos animados Disney de Little Toot, el cachorro remolcador que no quería crecer, y mi abuela solía cantarme la pequeña canción del pequeño barco que no podía navegar.
Esos barcos barrigones, encerrados en los puertos, me daban ternura: de un lado a otro, transportando los barcos. Pero esperaba que después de una dos tres cuatro cinco seis siete semanas estos pequeños barcos pudieran tomar el mar.
El remolcador por control remoto
Ahora, en mis sueños, entra Giano, el remolcador de dos caras que puede avanzar o retroceder indiferentemente y también moverse lateralmente a 7 nudos y girar sobre sí mismo 360 grados.
Y, sobre todo, ahora se puede controlar de forma remota. Gracias a la tecnología de control remoto, presentada en Marsella en la convención ITS Tugnology 2018, en completa comodidad y desde la tierra firme, puedes pilotear tu remolcador masticando palomitas de maíz y llevando cargamentos dentro y fuera del puerto.
Desde su oficina en tierra firme tendrá una réplica digital de la consola de a bordo con la que puede comunicarse gracias a una conexión a Internet por satélite M2M (machine to machine: el Internet de las cosas). Su oficial podrá controlar el buque a través de un video y de los parámetros de navegación, propulsión y automatización.
Desde el comercial al yachting
Ahora Rosetti Marino ha anunciado un nuevo proyecto del departamento de Investigación & Desarrollo para aplicar la tecnología de control remoto también a sus superyates.
El sistema de comunicación es directo y encripta según criterios de cyber security, para evitar la intrusión de algún hacker náutico que pueda teletransportar el barco a otro lugar. O para volver a ponerlo a salvo en caso de robo o problemas tradicionales a bordo.
Según la compañía, «la tecnología de control remoto es una ventaja para el propietario durante las transferencias largas, ya que puede reducir los costos de administración y seguro».
En otras palabras, en lugar de embarcar a dos oficiales, podría tener uno a bordo y otro en tierra firme. El doble control podría aumentar la seguridad en el mar, evitando colisiones. El control alternado, tal vez, un poco menos. Además, en caso de problemas de conexión o fallas técnicas, solo tendría una persona responsable a bordo.
Ética, legislación y algún temor
Al igual que en el campo de la automoción, incluso en el nàutico no solo la tecnología sino también la regulación para la llegada de vehículos de conducción autónomos. En el 2017, el IMO International Maritime Organisation, que establece regulaciones en aguas nacionales e internacionales, comenzó un estudio para predecir el impacto de los yates autónomos.
Dudas e incertidumbres, incluso éticas, también se encuentran en automóviles no tripulados, especialmente en casos donde es necesario tomar decisiones extremas y posiblemente fatales rápidamente.
Para ser honesta, existen embarcaciones autónomas al menos desde que existe el piloto automático. Aquí, de hecho, no se trata exactamente de una guía autónoma sino de un control remoto. Es decir: el componente humano que toma decisiones es el mismo, pero la percepción ambiental, o la cognición de peligro, es diferente.
Lo sé, sé que los instrumentos son siempre más precisos y seguros. Sé que en ciertos barcos es casi imposible hacer una visita y que uno necesariamente debe confiar en la tecnología.
Pero permítanme temer que, en el transporte privado, ciertos juguetes confiados a ciertas manos, el sábado por la noche cómodamente en casa tomando un mojito, puedan preocuparme un poco.
«Oye, ¿qué estás haciendo? ¿Juegas a Supermario Bros? «» Um … naah, me llevo mi barco a Grecia … Mira, mira que pasada … ¡whooooom! «
Especialmente si estoy navegando por esos lugares, pero en un barco analógico.
.
