El mar es tu espejo

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La cultura del mar es algo más que saber hacerse a la mar, tener experiencia, conocer las maniobras perfectas o saber trazar un rumbo.

La cultura del mar es algo que se respira desde pequeño, una impronta que marca toda tu vida y cambia tu percepción de ti mismo en el mundo, no sólo en el mar.

Creo que hay una predisposición a la cultura del mar, algo que se transmite genéticamente de padres a hijos, porque los años pasados en barcos de vela o de motor, los años pasados entre mares y océanos, entre puertos y desembarcos, no bastan para tener cultura del mar. No todo el mundo la adquiere.

Giovanni Acquarone es uno de esos pocos. Probablemente también se dio cuenta de ello la editorial Mursia, que tituló la última novela del autor: Il mare è il tuo specchio (El mar es tu espejo), haciendo referencia explícita al poema de Charles Baudelaire «L’Homme et la mer».

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El trazado real de la ruta del Best Explorer cuando «casi» encontramos el barco Terror de Franklin en Terror Bay, en la isla del Rey Guillermo, Nunavut, Canadá

Raíces familiares que se hunden en el mar y que envuelven toda la vida de Nanni, como le llaman sus amigos. Prácticas marítimas que ha visto y repasado desde niño, experiencias que le llevaron a realizar la inmensa hazaña del Paso del Noroeste (el primer italiano con tripulación italiana en hacerlo), mitos y tradiciones que respeta y valora.

Una historia que no es sólo la suya, sino también la de su padre, su mentor, que le convence para comprar un pequeño velero encontrado en Hungría, en el lago Balatón. Un padre que le acompañará durante un trecho «de la ruta» que es su vida, hasta su última etapa juntos, la de Córcega, sobre la que el autor escribe: «Él (su padre, ed.) habría tenido poco más tiempo para estas cosas, pero entonces no podíamos adivinarlo… su tarea de mentor estaba ya llegando a su fin».

Giovanni Acquarone estableció una relación cada vez más íntima con sus barcos, personificándolos hasta el punto de establecer una verdadera amistad, un parentesco, con el Best Explorer. Madre o compañera traviesa según el momento.

Los antiguos marineros griegos y fenicios tenían razón: antropomorfizar el barco se convierte en algo natural y Nanni lo sabe bien.

18-Extracción del motor antiguo-CIMG4672Decidí conscientemente contar este aspecto de Giovanni Acquarone, aunque fuera tan importante, quizá para algunos más, como las admirables hazañas que realizó, recogidas y narradas, exhaustivamente, en la novela.

Experiencias que atraviesan rutas, paisajes, olores, sensaciones, percances y miedos que definitivamente fascinan. Como cuando en Tromsø el autor y su tripulación se ven obligados a parar durante más de un mes para sustituir el motor del Best Explorer (un velero cúter con aparejo Marconi, casco y cubierta de acero. 15,17 m de eslora) antes de poner rumbo al Paso del Noroeste. Tantos días de trabajo, pero sobre todo tantas noches en las que el frío glacial desaparecía frente a la maravilla de las auroras boreales. Días en los que llega la temida tormenta del norte y Giovanni decide encallar a propósito el barco en la playa de grava. «A medida que la marea baja, el Best Explorer yace en el lecho marino de guijarros e inclinado, los cabos de amarre se tensan cada vez más, amenazando con romperse, los postes del pontón se doblan bajo el empuje del barco que se apoya en ellos, se inclina […] Salto a tierra con el corazón en la garganta para evitar ser aplastado por el desastre inminente. Freddy y yo observamos pálidos y petrificados cómo aumentan lentamente los esfuerzos, con la esperanza de que los cabos y los postes aguanten hasta la marea alta. […] Cuando por fin sube la marea, el barco sigue en pie y el pantalán, los cabos y los bolardos han resistido».

30-Niños-esperando-a-subir-a-barco-DSCN6196El autor también se detiene por diferentes motivos en lugares lejanos no sólo en millas sino en culturas, mentalidades, expectativas: Svalbard en Alaska, Guaymas en México, Galápagos, Islas Marquesas, Bundaberg en Australia, Sorong en Indonesia, Osaka en Japón, Tahití en Polinesia. Experiencias evocadoras que se convierten en los relatos de «El mar es tu espejo» y que uno lee con creciente curiosidad.

Para Giovanni Acquarone, la vida se ha convertido en el mar, el viento: destino, las paredes de las olas: escaladas agotadoras, las jaurías: encuentros que a menudo imponen cambios de rumbo, los puertos: tranquilidad conquistada que empuja a hacerse de nuevo a la mar.

«… Hay que izar las velas y atrapar los vientos del destino, empujen donde empujen el barco» escribió Edgar Lee Master en la Antología de Spoon River, porque la vida es «un barco que anhela el mar aunque lo teme».

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